Honrando la vida en la tierra,
madre que nos permite encontrar-NOS, seres humanos, no humanos, espíritus del
bosque, espíritus presentes en todo lo que habita el universo... Compartimos
en amor las experiencias y reflexiones tras la ceremonia con la planta maestra Echinopsis pachanoi - Wachuma*, originaria del Perú, que ya se usaba desde el año 3,000 A.C. en Chavín de Huantar, el
primer centro de iniciación espiritual de América del Sur. La planta tiene un uso sagrado y medicinal, nos permite conectarnos directamente con la
divinidad en cada uno y así sanar nuestras dolencias más profundas y abrir la
consciencia hacia el autoaprendizaje, relacionarse con humildad, eliminando todo
ego, toda estructura racional, permite establecer relación con piedras,
animales, con el fuego, con cualquier vegetal, con las estrellas, con el
Universo en su conjunto.
. Foto: Tito Maguiña
En la Vereda Buenavista,
Manizales, el 7 de Agosto de 2015, nos reunimos a Celebrar la vida en consciencia
de amor, con la guía de la planta maestra, en compañía de Carlo Brescia, un hombre sensible y
carismático quien cosechó, preparó, y lideró la ceremonia tras la participación
en el VIII Congreso Colombiano de Botánica
y presentación en el Simposio “Otras
visiones: Enteógenos y Embriagantes ancestrales”.
Ya pasaban las 8 de la noche, y en Común-Unión 12 personas dispuestas, con corazón abierto al cambio y a la
transformación interior se presentaron a sí mismas y a sus antepasados, en busca de una conexión profunda, que equilibre el sentir de la vida cotidiana,
expandiendo la sabiduría del amor.
Luego, vino la toma: era un vaso
de una bebida verde vibrante, viscosa. La bebimos agradecidos y sedientos de sentir nuestras raíces...luego
cada uno a meditar.
Entre la vigilia y el sueño, el
acompañar del fuego, cantos y risas, inciensos e instrumentos musicales,
se recreó un ambiente de sagrada existencia estableciendo conexiones, evocando
memorias y pensamientos que normalmente no observamos.
Foto: Marcela
Orrego
*Wachuma palabra
quechua que significa literalmente "Estar sin cabeza; descabezarse; cortarse
la cabeza; cortar el pensamiento racional; cortar el ego". Es una voz
Quechua que se divide en Waqcha que significa "ausencia de" y Uma que
significa "Cabeza", también llamado cactus San Pedro después del colonialismo .
RELATO DE EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES:
Ginna.
LA WACHUMA EN MÍ. WACHUEXPERIENCIA, WACHUFAMILIA
Sentía que me encontraba en ceremonia desde días antes, desde que abría los ojos cada mañana, agradecía humildemente y el prana me alimentaba, en el compartir consciente de planticas maestras vibraba sin PENSAR, hasta en el mismo sueño SENTÍA la presencia de la AMISTOSA Wachumita. Entendí por la experiencia propia, que la preparación física y espiritual abre las puertas a la percepción con o sin planticas, que cada segundo, cada respirar se convierte en una experiencia sagrada, en una celebración a la vida misma, en una fiesta de colores. Que puedo vivir en un mundo ampliamente desacralizado pero si vibro en amor y respeto por mí misma, por el otro y por la pacha, estoy haciendo caso omiso a ese pensamiento cartesiano, estoy danzando en unidad, maravillada por la MAGIA existente, revolucionando, en AMOR en COM.UNION con el todo.!
El día de la ceremonia, desde el mismo canto en la mañana sentí fortaleza, la importancia de respetar a cada ser que se cruza en nuestro caminar, por mas diminuto o débil que sea, la importancia de perdonar, de ver a los ojos de mis herman@s sin resentimiento, de cantar desde el corazón y que la nota en la que vibre sea AMOR.
MAS DE MIS SENTIRES: Amor, muuuucho Amor. AGRADEcimiento, muuuucho Agradecimiento. PerDÓN muuucho perdón, aceptación, reconocimiento, CREATIVIDAD, reconciliación, Bienestar, Comunidad. Sentí que se abrieron ciertas puertas, que hubo magia, encanto, compatibilidad. Sentí la transmutación llegar con los espíritus del fuego & del viento, Sentí a l@s Abuel@s medicina sentad@s en circulo con todos nosotros alrededor del maestro fuego, a la lunita iluminando nuestros corazones con su luz, la wiphalak como estandarte con sus colores recordándonos nuestras raíces, los andes, las cordilleras, el KUMANDAY, allí también estaba mi linaje femenino, mi familia de sangre y espiritual, mi amiga y maestra SEMILLA <3 , todos contemplando, compartiendo, enseñándonos, VIBRANDO, sanado. Sentí respeto por las medicinas que nos acompañaron, por los alimentos que bajo la tierra ofrendamos, cocinamos, con los que gozamos, imaginamos, olimos y aprendimos a valorar. Respeto por cada uno de los seres que vibraron al tomar las planticas y por la bella Abi, la pequeña que descansaba y vibraba también en amor, magia y conciencia. Tierra, Agua, Aire, Fuego, Alimentos, Tabacos, Instrumentos, sonidos y latidos del “corazón cristal del planeta” estaban dispuestos para esta celebración y compartir que se desarrollo en total ARMONÍA. Al tomar la sagrada planta, cosechada y preparada con respeto, amor y bonito compartir, hasta ser líquido viscoso, verde sanación, sentí la plantica maestra entrelazándose en amor por todo mi cuerpo, en un gran abrazo nos aceptamos la una a la otra, nos conectamos de corazón a corazón para viajar a legendarias tierras, a los sagrados territorios donde nace, crece y florece la semilla, la sensibilidad, la medicina, el amor, la luz, el conocimiento ancestral y el arte. Viajamos abrazadas al mundo del reconocimiento del poder y la magia que derriba fronteras. Pasados unos minutos, me embargó el frío y la sensación de querer desprenderme y sacar lo que no necesitaba. Entonces humildemente, me despojé de lo oscuro y vago, de la frialdad que intenta helar mi corazón, vomité lo que me estaba intoxicando, perdoné y sentí como se encendió una llamita azul en mi interior, me cargué de valor, me empoderé y me cobijé con el amor de esta familia que alrededor del fuego elevaba rezos multitonos, con melodiosas voces, mensajes DIVINOS, instrumentos que se colaban por todo mi cuerpo, me hacían vibrar en conciencia, guiaban mis pintas y sentires. Visioné a CarLo y a LUZma, como ABUELOS, guardianes, maestros y guías, confié en sus hermosas intenciones, en el amor que expiden sus claros corazones. Agradecí por esto. Fue un privilegio sentirlo, un regalo maravilloso. También sentí, El abuelito fuego, la tierra bajo mis pies y la gran serpiente como mis guías espirituales. Me enraicé, también me arrastré, navegué por profundos mares y recuerdos, fluí, corrí como loba, salte como humana, volé como ave… Esta última fue de las experiencias más sentidas, tanto así que brotaban alas de mis extremidades, bellos y coloridos plumajes. No aguanté, cedí el control y a medida que se formaban estas alas con mensajes directos e indirectos como metáforas, brotaban con sentimientos encontrados lágrimas de mis ojos, agua fluyendo, soltando, liberando. lloré por que más allá del vuelo, en esta ceremonia y días posteriores en los que seguí ritualizando la vida, continúe sintiendo, volando y comprendiendo el mensaje que la wachumita ha traído para mi vida, y que las otras planticas, rumis, inciensos y abuel@s medicina me han venido mostrando y enseñando …
La plantica y sus enseñanzas se quedaron en mi, sus espinas constituyen el resultado de la transformación, que como aprendí con Carlo “ VASO A VASO, PASO A PASO” se va configurando … ahora el resto de la tarea está en mis manos y solo yo decido emprenderla y seguir caminando con ella como guía, como sabia maestra.
Fue una maravillosa WACHUEXPERIENCIA, GRACIAS WACHUFAMILIA … de corazón AGRADEZCO al Gran espíritu por poner a estos bonitos seres en mi camino y con su MAGIA, amor y alegría seguir encantando este mundo … Infinitas Gracias a tod@s, a TODO… A CARLO y la LUCECITA BELLA … a CLARITA, a él HONGUITO Y LA MAGICA SEMILLA, A JORGE, CLAUDIA y HERNANDO, A LA MARIPOSITA LUNAR , A JUAN CAMILO , A LUNANDRA, SEBASTIAN y MARGARITA, GRACIAS, Los ABRAZO DE CORAZON en AMOR y espero seguir haciendo magia con uds…
Fotografía: Carlo Brescia
Luz Mary.
Mis sensaciones son Fortaleza,
capacidad, me siento preparada, me gusto, todo es perfecto.
La senda espiritual es posible
palparla desde la consciencia del amor, canalizada por la esencia de la planta,
medicina poderosa que enfoca el movimiento de la energía llevándome ante la
presencia de todas las presencias; el fuego revela los elementos firmes de
vida, en mi cuerpo, en mi mente, el humo eleva mi alma danzando con el viento.
La compenetración me lleva a fluir
en la voz, el canto de las profundidades, de todos mis huesos, en conexión
armoniosa con el linaje, la hija, el hijo, la madre, el padre, la
abuela, el abuelo…mi cuerpo es vibración, recupero la confianza y el disfrute
de comunicarME, de abrazarME, de compartirME, de amarME…Siento la fiesta de la
vida, mi alegría como medicina!
Foto: Marcela
Orrego
Lunandra.
Al encuentro con la medicina
sagrada, que ensancha el corazón, unifica sentimientos y aclara las dudas que trae
el tiempo. Es un privilegio tan grande fusión. Espíritus que danzan a través del
fuego, sonrisas que sanan, cantos que llevan la consciencia a encontrarse con
nuestros ancestros; un viaje al interior del ser, donde abre las alas y
circunda el sendero de la armonía y conexión con nuestra madre tierra. Pachamamita
llena de colores, aromas envuelta en el manto verde que ha estado nuestra esencia...Y
el privilegio de vibrar al unísono con seres tan maravillosos como
ustedes...AHOO!
Carlo.
Mis sensaciones: amor, comunidad, ser parte de
la familia humana, humildad, gratitud. Cada ceremonia es especial, con plantas y
sin plantas, cada ceremonia de wachuma es especial, cada momento en nuestro
camino es único. La vida en consciencia, como me dijo Luz Mary, es una
ceremonia. La ceremonia de wachumita anterior a la nuestra fue solo con mi
hermano Louis-marie aquí en Huaraz: una de auto conocimiento, de descanso, de
sanación. Luego de la nuestra, he compartido dos ceremonias: una de ayahuasca
aquí y otra de wachuma en nuestra costa desértica. En esta última estuve
acompañando principalmente en la música. Desde que empecé a conocer la wachuma, mucho he aprendido y soy consciente de que me falta tanto por aprender, y desaprender
también. Y rescato mucho esa palabra: “consciente”, y reflexiono mucho sobre cómo
ser consciente en todos los lados de mi vida, en el cotidiano, y en las
ceremonias también: buscando fluir de manera consciente con mis pensamientos,
mis sensaciones, mis palabras, mis acciones, y seguro más. Había convidado
medicina antes, pero siempre con amigos, grupos más pequeños. Y al convidarla
allá en la casa de Luz Mary sentí lo mismo: estaba compartiendo la medicinita
de los abuelos y abuelas, nuestra medicina de todos toditos, nuestra medicina
de la pacha, a hermanitos y hermanitas. Hermanitos y hermanitas con sus
caminos, con sus aprendizajes, con sus enseñanzas, con sus búsquedas, con su
auto exploración/conocimiento, con sus compartires, con sus generosidades, con
su amor, con su cariño. No me sentí un extranjero en tierras nuevas y extrañas,
me sentí en familia, me sentí en casa, muy bien bienvenido en esas tierras
kumandayseras que también son mías, porque no hay fronteras, no hay fronteras
entre nuestros corazones y ese amor que vive y vibra en cada uno de nosotros.
Estamos todos conectados, desde siempre. Todo lo que es, es parte del todo.
Todos somos parte de lo mismo, de una unidad que va más allá de nuestra
comprensión. Mi consciencia comprendió una vez más eso, desde mi mente, mi
corazón, mi cuerpo, mi espíritu. Cada uno es diferente, cada uno viene de
manera consciente e inconsciente con diferentes razones a la ceremonia, al
compartir. Y el amor del ser divino dentro de cada uno sabe por qué ha llegado.
Estábamos todos los que debíamos estar. Cada uno aporto con más cosas que su
presencia, risas, cantos, música, sabidurías, cosas por trabajar. Juntos nos
sanamos mejor, todos somos espejo del otro. Y al compartir medicinas como esta
en familia aprendemos más, nos sanamos más, nos reímos más. La pacha, la vida
aquí, allá y más allá, quiere que seamos felices, que resonemos con la
vibración del cosmos. Como buena plantita maestra, la wachumita trae sus
sabidurías, abre puertas que tal vez estaban cerradas, trabaja dentro de
nosotros y muchas veces no nos damos cuenta de lo que ha pasado. Y cuando lo
hace, tal vez nos demos cuenta un par de años después, o tal vez nunca, es
parte del gran misterio de la vida, que hay que aceptar y hay que rendirse ante
él. Fue lindo compartir cantos, música, risas, frutitas, papas cocinadas bajo
el fuego sagrado, con todos ustedes. Fue lindo compartir conversaciones. Fue
lindo recibir atenciones. Fue lindo aprender cosas, dentro de ceremonia y fuera
de la misma. Fue lindo sentirme en casa lejos de casa, pero realmente
continuando en esta gran casa redonda y de colores que gira siempre alrededor
de una estrella. Siento mucha gratitud, a ustedes, a la pacha, a la vida, al
camino. GRACIAS A TODOS Y CADA UNO DE USTEDES.
Foto: Marcela
Orrego
Juan Camilo
Pocos minutos después de tomar
la Wachuma comencé a sentir una leve sensación de sueño, en este confuso estado
percibí lentamente como mis pensamientos se estaban articulando de forma
diferente, se ensamblaban como si fuesen pensamientos oníricos, es decir, mi
mente hacía relaciones arbitrarias entre ideas pero de forma más potente,
abarcadora y afanada, lo cual poco a poco me estaba mareando. Me embargó entonces una fuerte sensación de placer, pero este era profundamente incómodo y
desesperante porque mi cuerpo estaba demasiado sensible ante los amplios
estímulos del lugar. Tuve que concentrarme detalladamente en la música, los
instrumentos y los cantos para poder sobrellevar tal malestar, en ese instante
este desbordante placer se tornó en uno gratificante y moderado que empecé a
disfrutar. Ahora, en un cómodo estado de sinestesia, mi cuerpo se deleitaba
tranquilamente con los sonidos que proyectaban en mi interior un estado
emocional, la flauta doble de Carlo sonaba “deliciosa”, los cantos colectivos me
hacían sonreír y revolcarme suavemente contra el suelo del placer, percibía con
mis dedos al tocar el charango que sus cuerdas eran sumamente suaves. Me sentía
en paz con los demás y conmigo mismo, pensaba que este era un espacio creativo
para celebrar la vida, por lo que estaba sumamente agradecido por estar allí
compartiendo la alegría de la música y la enriquecedora experiencia de cultivar
los sentidos.
Gratitud eterna por tan bello,
profundo y sanador compartir.
En amor, siempre en amor…
que lindo su blog :)
ResponderEliminarGracias, al servicio :)
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